XVII. El remanente de Israel
volverá a su tierra.
A. Antes de su venida se destruirá el mundo.
1. En ese tiempo habrá
tribulación.
a. 34:1 Acérquense,
naciones. Reúnanse para escuchar. Pueblos, escuchen. Oiga la tierra y cuanto
hay en ella. El mundo y todo lo que se produce.
b. 34:2 Porque
Jehová está molesto, contra todas las naciones, e indignado contra todo el
ejército de ellas. Las destruirá y las entregará al matadero.
c. 34:3 Los
muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor. Los
montes se disolverán por la sangre de ellos.
d. 34:4 Todo
el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un
libro. Caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra. Como se cae la
de la higuera.
2. La
destrucción de Edom.
a. 34:5 Porque,
en los cielos, se embriagará mi espada. Mira, que descenderá sobre Edom en
juicio, y sobre el pueblo de mi anatema.
b. 34:6 Llena
está de sangre la espada de Jehová, engrasada está de grosura, de sangre de
corderos y de machos cabríos. De grosura de riñones de carneros. Porque Jehová
tiene sacrificios en Bosra, y grande matanza en tierra de Edom.
c. 34:7 Con
ellos caerán búfalos, y toros con becerros. Su tierra se embriagará de sangre,
y su polvo se engrasará de grosura.
B. La tierra de Sión será vengada.
1. Dios hará
venganza en el pleito con Sion.
a. 34:8 Porque
es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sion.
b. 34:9 Sus
arroyos se convertirán en brea, su polvo en azufre, y su tierra en brea
ardiente.
c. 34:10 No se
apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo. De generación en
generación, será asolada. Jamás y nunca pasará nadie por ella.
2. En su
tierra habitarán los animales.
a. 34:11 Se
adueñarán de ella el pelícano, el erizo, la lechuza y el cuervo morarán en ella.
Se extenderá sobre ella medidas de destrucción, y niveles en el suelo del
asolamiento.
b. 34:12
Llamarán a sus príncipes, príncipes sin reino. Y todos sus grandes serán nada.
c. 34:13 En
sus alcázares crecerán espinos, y ortigas. Cardos en sus fortalezas. Serán
moradas de chacales, y patio para los pollos de los avestruces.
d. 34:14 Las
fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a
su compañero. La lechuza también tendrá allí morada, y hallará para ella reposo.
e. 34:15 Allí
anidará el búho, pondrá sus huevos, y sacará sus pollos. Y los juntará debajo
de sus alas. También se juntarán allí buitres, cada uno con su compañera.
3. Dios tiene
presente la promesa de su tierra.
a. 34:16 Indaguen
en el libro de Jehová, y lean si faltó alguno de ellos. Ninguno faltó con su
compañera; porque su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu.
b. 34:17 Él
les echó suertes, y su mano les repartió con medida. Para siempre la tendrán
por heredad. De generación en generación morarán allí.
“En
esta profecía de Isaías, Dios les afirma la promesa de la heredad de la tierra
de Jerusalén que les ha dado. Pero luego a través del profeta Ezequiel, a quien
le da una serie de revelaciones de su palabra, que no están escritas en Isaías,
les señala como también les indicó en el libro de la ley, que si ellos rompían
su pacto, como lo hicieron Israel y Judá, como ellos podrían heredar su tierra,
si tenían que cumplir su pacto, y lo que hicieron fue abominaciones. Por eso se
fueron al exilio, para Dios hacer que la tierra descansara por 70 años. Luego
regresaron y construyeron de nuevo a Jerusalén”.
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