B. Profecía de Isaías al rey Ezequías.
1. Los siervos de
Ezequías llevan las palabras del rey a Isaías.
a. 37:1
Aconteció, que cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos, y se vistió
de cilicio, vino a la casa de Jehová.
b. 37:2 Envió
a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes,
cubiertos de cilicio, al profeta Isaías, hijo de Amoz.
c. 37:3 Los
cuales le dijeron, el rey Ezequías dice esto: Este día, es día de angustia, de
reprensión y de blasfemia; porque los hijos están a punto de nacer, y la que da
a luz no tiene fuerzas.
d. 37:4 Quizá
oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces, al cual el rey de Asiria su
señor envió. Para blasfemar al Dios vivo. Y para vituperar con las palabras que
oyó Jehová tu Dios. Eleva, por tanto, tu oración, por el remanente, que aún ha
quedado.
2. La profecía
enviada a Ezequías del profeta Isaías.
a. 37:5 Fueron,
los siervos de Ezequías a Isaías.
b. 37:6 Isaías
les dijo: Dirán a su señor. Así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que
has oído. Con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.
c. 37:7 Mira, que
yo pondré en él un espíritu, oirá un rumor, y volverá a su tierra. Y haré que
en su tierra perezca con la espada.
C. Dios escucha la oración del rey
Ezequías.
1. El rey de
Asiria intimida a el rey Ezequías.
a. 37:8
Vuelto, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque
ya había oído que se había apartado de Laquis.
b. 37:9 Pero
oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: Mira, que ha salido para hacerte
guerra; al oírlo, envió embajadores a Ezequías, diciendo:
c. 37:10 Así dirás
a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías. Diciendo:
Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.
d. 37:11 Mira,
que tú oíste lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, que las
destruyeron; ¿y escaparás tú?
e. 37:12
¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que destruyeron mis antepasados, a
Gozán? ¿Harán, Resef y a los hijos de Edén que moraban en Telasar?
f. 37:13
¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de
Sefarvaim, de Hena y de Iva?
g. 37:14
Ezequías leyó las cartas, traída por mano de los embajadores. Subió a la casa
de Jehová, y las extendió delante de Jehová.
2. El rey
Ezequías ora ante Jehová.
a. 37:15
Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo:
b. 37:16
Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo
tú eres Dios de todos los reinos de la tierra. Tú hiciste los cielos y la
tierra.
c. 37:17
Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye. Abre, oh Jehová, tus ojos, y mira. Y oye
todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente.
d. 37:18
Ciertamente, oh Jehová, los reyes de Asiria, destruyeron todas las tierras y
sus comarcas.
e. 37:19 Entregaron
los dioses de ellos al fuego. Porque no eran dioses, sino obra de manos de
hombre, madera y piedra; por eso los destruyeron.
3. Ezequías
termina la oración, honrando a Dios.
a. 37:20 Por
consiguiente, Jehová, Dios nuestro, líbranos de su mano. Para que todos los
reinos de la tierra conozcan que solo tú eres Jehová.
4. Dios
escucha la oración del rey Ezequías.
a. 37:21 En
ese momento, Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías. Así ha dicho Jehová
Dios de Israel: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria.
5. Dios habla
a Ezequías de la arrogancia de Asiria.
a. 37:22 Estas
son las palabras que Jehová habló contra él: La virgen hija de Sion te
menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.
b. 37:23 ¿A
quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y
levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel.
c. 37:24 Por
mano de tus siervos has vituperado al Señor, y dijiste: Con la multitud de mis
carros subiré a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano. Cortaré
sus altos cedros, sus cipreses escogidos. Llegaré hasta sus más elevadas
cumbres, al bosque de sus fértiles campos.
d. 37:25 Yo
cavé, y bebí las aguas. Y con las pisadas de mis pies, secaré todos los ríos de
Egipto.
6. Asiria
destruirá las ciudades.
a. 37:26 ¿No
has oído decir que desde tiempos antiguos yo lo hice, que desde los días de la
antigüedad lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir. Y tú serás para reducir
las ciudades fortificadas a montones de escombros.
b. 37:27 Sus
moradores fueron de corto poder; fueron acobardados y confusos, fueron como
hierba del campo y hortaliza verde, como heno de los terrados, que antes de
sazón se seca.
c. 37:28 He
conocido tu condición, tu salida y tu entrada. Tu furor contra mí.
7. Dios le da
una señal a Ezequías, Asiria será frenada.
a. 37:29
Porque contra mí te airaste, y tu arrogancia ha subido a mis oídos. Pondré, por
consiguiente, mi garfio en tu nariz. Y mi freno en tus labios. Y te haré volver,
por el camino por donde viniste.
b. 37:30 Esto
te será por señal: Comerás este año lo que nace de lo suyo. El segundo año lo
que nace de lo suyo. Pero el tercer año sembrarán y segarán. Plantarán viñas, y
comerán su fruto.
c. 37:31 Lo
que hubiese quedado de la casa de Judá y lo que se hubiere librado, volverá a
echar raíz abajo, y dará fruto arriba.
d. 37:32
Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se salven.
El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
D. Reina Esar-hadón cuando muere
Senaquerib rey de Asiria.
1. El rey de
Asiria es derrotado.
a. 37:33 Por
tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni
arrojará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará
contra ella baluarte.
b. 37:34 Por
el camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.
c. 37:35
Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo, y por
amor de David mi siervo.
d. 37:36 Salió
el ángel de Jehová, mató a ciento ochenta y cinco mil, en el campamento de los
asirios. Cuando se levantaron por la mañana, todo era cuerpos de muertos.
2. El rey
Senaquerib se va a Nínive, lo matan y reina su hijo.
a. 37:37 En
ese momento, Senaquerib rey de Asiria, se fue, y habito en Nínive.
b. 37:38 Aconteció,
que mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos Adramelec y
Sarezer, le mataron con la espada. Y huyeron a la tierra de Ararat. Reinó en su
lugar su hijo Esar-hadón.
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