B. La humillación de su pueblo Israel ante los
pueblos.
1. Su salvación fue
cumplida, pero ellos esperan señales.
a. 64:1 ¡Oh,
si rompieses los cielos, descendieras, y a tu presencia se escurriesen los
montes!
b. 64:2 Como
fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas. ¡Para que
hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu
presencia!
c. 64:3
Cuando, haciendo cosas terribles cuáles nunca esperábamos, descendiste,
fluyeron los montes delante de ti.
d. 64:4 Ni
nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que
hiciese por él, lo que en él espera.
e. 64:5
Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se
acordaban de ti en tus caminos. Mira, tú te enojaste porque pecamos. En los
pecados hemos perseverado por largo tiempo. ¿Podremos acaso ser salvos?
f. 64:6 Si
bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo
de inmundicia. Y tropezamos todos nosotros como cae la hoja. Y nuestras
maldades nos llevaron como viento.
g. 64:7 Nadie
hay quien invoca tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti. Por lo cual
escondiste de nosotros tu rostro. Y nos dejaste sucumbir en poder de nuestras
maldades.
2. Quemados al
fuego por persistir en su pecado.
a. 64:8 Pero
Jehová, tú eres nuestro padre. Nosotros barro, y tú el que nos formaste. Así
que, obra de tus manos somos todos nosotros.
b. 64:9 No te
enojes sobremanera, Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad. Pero mira
ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros.
c. 64:10 Tus
santas ciudades están desiertas. Sión es un desierto. Jerusalén una soledad.
d. 64:11 La
casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros
padres, fue consumida al fuego. Y todas nuestras cosas preciosas han sido
destruidas.
e. 64:12 ¿Te estarás quieto, oh Jehová, sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera?
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