III. Visión de la gloria de
Jehová de los ejércitos.
A. El llamado de Isaías.
1. Los querubines santifican a
Jehová.
a. 6:1 En el año que murió el
rey Uzías, vi yo a Jehová sentado sobre un trono alto y admirable. Sus faldas
llenaban el templo.
b. 6:2 Por encima de él, había
serafines. Cada uno tenía seis alas. Con dos cubrían sus rostros. Con dos
cubrían sus pies. Y con dos volaban.
c. 6:3 El uno al otro, decían en
alta voz: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos. Toda la tierra está
llena de su gloria. Apo 4:8
d. 6:4 Las bisagras de las
puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de
humo.
2. Isaías es santificado con el sacrificio del altar.
a. 6:5 En ese instante, dije:
¡Ay de mí! Que soy muerto. Porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando
en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová
de los ejércitos.
b. 6:6 Voló hacia mí uno de los
serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas
tenazas.
c. 6:7 Tocando con él sobre mi
boca, dijo: Mira que esto tocó tus labios, es quitada tu culpa, y limpio tu
pecado.
B. Isaías es enviado a cegar al
pueblo.
1. Enviado a cegar el entendimiento del pueblo.
a. 6:8 Después oí la voz del
Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí
yo: Estoy aquí, envíame a mí.
b. 6:9 Dijo: Anda, y di a este
pueblo: Oigan bien, y no entenderán. Vean de verdad, pero no comprenderás.
c. 6:10 Enorgullece el corazón
de este pueblo. Entorpece sus oídos, y ciega sus ojos. Para que no vea con sus
ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya
para él sanidad.
C. Anuncio de su simiente Santa,
a pesar de su destrucción.
1. Su pueblo será destruido, pero su simiente perdurará.
a. 6:11 Yo dije: ¿Hasta cuándo,
Señor? Él respondió: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador. No
haya hombre en las casas. Y la tierra esté hecha un desierto.
b. 6:12 Hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra.
c. 6:13 Si quedase aún en ella la décima parte, esta volverá a ser destruida. Pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa.
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