XXII. La salvación de Dios ante
la rebeldía de su pueblo.
A. La salvación en la justicia de Dios les traerá la
paz.
1. La muerte del justo y los que confían en Dios.
a. 57:1 Muere el justo, y no hay
quien piense en ellos. Los buenos mueren. Y no hay quien comprenda que la
aflicción a la hora de la muerte también le sucede al justo.
b. 57:2 Entrará en la paz,
descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios.
2. La terquedad de Israel de su hechicería.
a. 57:3 Más ustedes lleguen acá,
hijos de la hechicera, generación del adúltero y de la fornicaria.
b. 57:4 ¿De quién se han
burlado? ¿Contra quién ensanchaste la boca, y alargaste la lengua? ¿No son
ustedes, hijos rebeldes, generación mentirosa?
c. 57:5 Los que se apasionan con
los ídolos debajo de todo árbol frondoso, y sacrifican sus hijos en los valles,
debajo de los peñascos.
d. 57:6 En las piedras lisas del
valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte. A ellas derramaste libación, y
ofreciste presente. ¿No habré de castigar estas cosas?
e. 57:7 Sobre el monte alto y
empinado pusiste tu cama. Allí también subiste a hacer sacrificio.
f. 57:8 Tras la puerta y el
umbral pusiste tu recuerdo. Porque a otro, y no a mí, te descubriste. Te
subiste, y ensanchaste tu cama, e hiciste con ellos pacto. Amaste su cama
dondequiera que la veías.
g. 57:9 Fuiste al rey con
ungüento, y multiplicaste tus perfumes. Enviaste tus embajadores lejos, y te
abatiste hasta la profundidad del Seol.
3. La suerte de los que confían en ídolos.
a. 57:10 En la multitud de tus
caminos te cansaste. Pero no dijiste: No hay remedio. Hallaste nuevo vigor en
tu mano, por tanto, no te desalentaste.
b. 57:11 ¿Y de quién te
asustaste y temiste, que has faltado a la fe, y no te has acordado de mí, ni te
vino al pensamiento? ¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca
me has temido?
c. 57:12 Yo publicaré tu
justicia y tus obras, que no te aprovecharán.
d. 57:13 Cuando clames, que te
libren tus ídolos. Pero a todos ellos llevará el viento. Un soplo los
arrebatará. Pero el que en mí confía tendrá la tierra por heredad. Y poseerá mi
santo monte.
3. Dios atiende al humilde y le da vida.
a. 57:14 Dirá: Allanen, allanen;
barran el camino, quiten los tropiezos del camino de mi pueblo.
b. 57:15 Porque así dijo el Alto
y Sublime. El que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en
la altura y la santidad. Con el quebrantado y humilde de espíritu. Para hacer
vivir el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los
quebrantados.
4. Dios le dará su Espíritu para acercarlos a él.
a. 57:16 Porque no contenderé
para siempre, ni para siempre me enojaré. Porque decaería ante mí el Espíritu,
y las almas que yo he creado.
b. 57:17 Por la iniquidad de su
codicia me enojé, y le herí. Escondí mi rostro y me indigné. Él siguió rebelde
por el camino de su corazón.
c. 57:18 He visto sus caminos;
pero le sanaré, y le pastorearé. Le daré consuelo a él y a sus enlutados.
d. 57:19 Produciré fruto de
labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová. Y lo sanaré.
5. Los impíos no tendrán paz.
a. 57:20 Pero los impíos son
como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto. Sus aguas arrojan cieno
y lodo.
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