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Capítulo 36

XVIII. El rey de Asiria captura a las ciudades de Judá.

A. Año 14 de Ezequías, Senequerib va contra Judá.

1. El rey de Asiria captura a las ciudades fortificadas de Judá.

a. 36:1 Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria, subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las capturó.

b. 36:2 El rey de Asiria envió al Rabsaces con un gran ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías. Y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador.

c. 36:3 Salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo. Sebna, escriba. Y Joa hijo de Asaf, canciller.

2. El rey de Asiria les pregunta en quien confían.

a. 36:4 A los cuales dijo el Rabsaces: Digan a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, les dice: ¿En quién colocas la confianza, y en quién te apoyas?

b. 36:5 Yo te informo, que con quién tú hablas, del consejo para poder ganar la guerra. Solo pronuncia palabras vacías. ¿En quién confías, para que te rebeles contra mí?

c. 36:6 Mira, ¿en quién confías? En este báculo de caña frágil, en el rey de Egipto. En el cual si alguien se apoyase. Le atravesará por la mano, en la cual se apoya. Tal es Faraón rey de Egipto. Para con todos los que en él confían.

d. 36:7 Pero sí me dices: En Jehová nuestro Dios confiamos. ¿No es éste cuyos lugares altos y cuyos altares, mando a quitar Ezequías? Mandando a Judá y a Jerusalén, a adorar delante del altar en Jerusalén.

3. El rey de Asiria pide a cambio rehenes.

a. 36:8 Yo te ruego que le des rehenes al rey de Asiria mi señor. Yo te daré dos mil caballos, si tú puedes darle los jinetes que cabalguen sobre esos caballos.

b. 36:9 ¿Cómo, podrás resistir a un capitán, o al menor de los siervos de mi señor? ¿Aunque que estes confiando, en Egipto, con sus carros y su gente de a caballo?

c. 36:10 ¿Acaso vine yo, en esta hora a esta tierra para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela.

4. Le ruegan al rey de siria que hable en arameo.

a. 36:11 En ese momento, dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo. Para que nosotros lo entendamos. Y no hables con nosotros en lengua de Judá. Porque lo oye el pueblo que está sobre el muro.

b. 36:12 Y dijo el Rabsaces: ¿Acaso me envió mi señor a que dijese estas palabras a ti y a tu señor solamente, y no a los hombres que están sobre el muro, que igual están expuestos a comer su estiércol y beber su orina, con la escasez que vendrá sobre ustedes?

5. Rabsaces les habla en judío la palabra del rey de Asiria.

a. 36:13 En ese tiempo, el Rabsaces se puso de pie y gritó en alta voz. En la lengua de Judá, diciendo: Oigan las palabras del gran rey, el rey de Asiria.

6. Rabsaces les instiga a confiar en el rey de Asiria.

a. 36:14 El rey dice así: No se dejen engañar por Ezequías. Porque él no los podrá librar.

b. 36:15 Ni Ezequías les haga confiar en Jehová, diciendo: Jehová nos librará verdaderamente. Esta ciudad no será entregada, en manos del rey de Asiria.

c. 36:16 No escuches a Ezequías. Porque así dice el rey de Asiria: Hagan conmigo la paz. Salgan ante mí. Coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera. Beba cada quien las aguas de su pozo.

d. 36:17 Hasta que yo venga y los lleve a una tierra como la de ustedes. A tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas.

e. 36:18 Mira, que no los engañe Ezequías diciéndoles: Jehová nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones a cada uno en su tierra, de la mano del rey de Asiria?

f. 36:19 ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Acaso libraron a Samaria de mi mano?

g. 36:20 ¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras, que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?

7. Le comunican al rey Ezequías las palabras de Rabsaces.

a. 36:21 Pero ellos callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondan.

b. 36:22 En ese momento, Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron al rey Ezequías, con sus vestidos rasgados, y le contaron las palabras del Rabsaces.


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